LEER PARA LA ACADEMIA

Leer para la academia

Leer es dar un sentido de conjunto, una globalización y una articulación de los sentidos producidos por las secuencias. No es encontrar el sentido deseado por un autor, lo que implica que el placer del texto se origina en la coincidencia entre el sentido deseado y el sentido percibido, en una especie de acuerdo con lo cultural, como a nadie. Por consiguiente, leer es constituir y no reconstituir un sentido. La lectura es revelación puntual de una policemia de texto literario. La situación es por lo tanto la revelación de una de las virtualidades del texto.

Pasar la vista por lo escrito o lo impreso comprendiendo la significación de las lecturas escritas buscándoles el sentido de cualquier tipo de representación gráfica. Entender o interpretar un texto de determinado modo teniendo en cuenta las oposiciones y otros ejercicios literarios decir en público el discurso llamado lección.

Antes de saber, cuáles son las implicaciones cognitivas, metacognitivas y comunicativas de la lectura académica, vamos a tener presente qué es la lectura académica.

Cuando hablamos de lectura académica hacemos entender a todos los contenidos didácticos que tienen como fin transmitir conocimientos académicos, las lecturas que son fuentes de apoyo para crecer académicamente en las áreas que se necesiten, es aprender mientras se lee. Ahora que tenemos claro qué es la lectura académica podemos hablar de las implicaciones cognitivas que se presentan en ella. En esta lectura las implicaciones cognitivas son aquellos conocimientos que adquirimos por medio de ésta misma, y se enfoca en los procedimientos intelectuales.
Y así la cognición abre paso a las implicaciones metacognitivas donde hace referencia a que por medio de la lectura académica después de haber adquirido el conocimiento de la metacognición que involucra un conjunto de operaciones intelectuales asociados al conocimiento, control y regulación de los mecanismos cognitivos, con ellos nuestro proceso intelectual se convierte finalmente en el aprender.
Con esto finalmente nos hacemos entender que la implicación comunicativa se ha hecho efectiva ya que el propósito de la lectura académica es comunicar, es hacer entender el conocimiento que se quiere compartir.
La lectura como la escritura son dos ejes transversales en la formación profesional académica del estudiante; ejes que nosotros como docentes debemos asumir dentro de los compromisos como formador. Al ingresar a la universidad, los estudiantes se enfrentan con cantidad y variedad de textos a través de los que se esperan que se apropien de conocimientos. No obstante, son múltiples las dificultades que enfrentan quien carecen de estrategia de lectura y escritura. Esto se debe o tiene su origen desde las escuelas de formación (primaria y secundaria) donde no nos incentivan a desarrollar un hábito de lectura y producción de texto, tienen de la misma manera parte de la dificultad de los propios estudiantes.
Ahora vamos a dar diferentes opiniones para poder resolver estas dificultades que se presentan al iniciar/leer para la academia.
-Fortalecer el tratamiento de la lectura y la escritura como herramienta para el desarrollo integral de la persona y su desempeño en distintos ámbitos de la vida.
-Leer y retroalimentarse. Analizar, interiorizar desde nuestro punto de vista con un pensamiento crítico hacia el texto.
Debido a que a lectura académica es un proceso lingüístico, comunicativo y cognoscitivo, determinado por el pensamiento y el lenguaje, que implica una interacción entre el sujeto portador de saberes culturales, intereses deseos y gustos, se considera personalmente que, la competencia lectora de un universitario es la capacidad y habilidad que tiene el estudiante para entender, comprender, interpretar, reflexionar, analizar, criticar y re-crear textos; por tanto dicho lector requiere de manera implícita, otra serie de competencias o sub-competencias enmarcadas en dos premisas fundamentales: la competencia lingüística, enfoque lingüístico y la competencia comunicativa que recoge tres más: la competencia analítica con operaciones mentales como la interpretación, deducción, inducción, abducción y cognitiva; la competencia textual que indica cómo es el texto, su estructura, tipo de lenguaje y enunciado; y una última competencia, la pragmática relacionada con la praxis, que se relaciona el qué hacer con lo leído dando cuenta de la creatividad del lector, la intención del autor, del lenguaje y la visión del mundo.
Finalmente,leer no es una actividad meramente receptiva, sino que implica operar sobre el texto para lograr un significado coherente y el carácter estratégico del proceso de lectura debe estar guiado por el educador, quien ya posee las herramientas para regular la actividad cognitiva del lector.


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